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a Ofrá, donde había vivido su padre Jerubaal, y contra una misma piedra mataron a los setenta hermanos de Abimélec. Sólo pudo esconderse y salvarse Jotam, el hijo menor de Jerubaal. Después todos los de Siquem y de Bet-miló se reunieron junto a la encina y la piedra sagrada que había en Siquem, y nombraron rey a Abimélec.

Cuando Jotam lo supo, subió al monte Guerizim, y desde allí gritó bien fuerte, para que todos le oyeran:

«¡Óiganme bien, hombres de Siquem! ¡Y así Dios los oiga a ustedes!

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